Justificador de realidades 2.0

Historias que nunca serán primera plana, aunque lo merezcan.

Hechos que pasan desapercibidos por falta de patrocinio.

El contenido de las noticias que leerán aquí no seran escritas desde el punto de vista de “la mosca en la pared”.

Por el contrario, el abordaje siempre será el de “la mosca en la pomada”

Montevideo Étnico

miércoles, 5 de febrero de 2014

Recuerdos de una adolescencia inicua y feroz…Anarquía general y coleccionistas de profilácticos…Maldita tecnología y sus cámaras desechables…



Parque nacional de Santa Teresa.  Enero 1993…   



El sol trepa en su derrotero, lento, y sus primeros rayos, empiezan a calentar las miles de carpas que se esparcen por el parque, como ampollas de nylon de colores varios, morada precaria de los invasores que año tras año llegan hasta aquí. Haciéndose pasar por turistas, estos jóvenes bárbaros, de edades que oscilan  entre los 15 (aunque hay incluso menores) y 25, son un cocktail de aberraciones y excesos. Hijos de una clase media acostumbrada a empobrecerse en valores y ética.

La zona del “chorro”, una cañada que corta el paraje y sirve de punto de reunión y referencia. Alberga una parrillada, salón de  arcade (maquinitas) y una heladería improvisada. Este vortex de lujuria y caos, es apenas controlado por una docena de uniformados semi-analfabetos que durante los turnos diurnos son los mismos que recogen la mierda en los baños del camping, de la misma población civil que por la noches deberán controlar.

Es cierto, si, el lugar tiene cierto romanticismo, belleza natural y condiciones obvias para los deportes acuáticos.

Pero por sobre todo, un revival de la cultura pseudo-hippie . Alimentada por los medios, en una franja etaria post dictadura a la que había que proporcionarle libertad e ideales de paz. Mediante la noción de que sus progenitores habían sido aquellos negados de todo tipo de esparcimiento y capacidad de expresión cultural  por un régimen de facto que buscaba anular completamente a la juventud o cualquier esbozo de sedición en contra de los lineamientos establecidos por la junta militar.

Durante los primeros quince días de Enero, diferentes compañías de buses, mantienen 4 frecuencias diarias. A coche lleno, alimentando una densidad de población que roza los niveles de la saturación. Si a esto le sumamos pocos y precarios servicios higiénicos y  un alto consumo de  alcohol y drogas. Es bastante difícil entender como ningún desastre de magnitudes épicas se desato en este camping administrado por SEPAE (Servicio de Parques del Ejercito)

Observo a los costados del camino los cuerpos aun sin sentido de aquellos que la noche anterior lo perdieron, por el abuso y la ingesta de vaya uno a saber qué y me persigno, molesto ante esta muestra falaz de iniquidad y perdición.

Es en ese momento que aquellas palabras de Nietzsche me recuerdan que no hay “Nada más hipócrita que la eliminación de la hipocresía.”



Extracto del Diario de viaje de B. Kröger

                                                                                     ***



San Diego highway Enero 2014

A pesar de estar lejos, de leer cada vez menos diarios y mirar menos informativos. Hay noticias que trascienden esta sordera/ceguera auto impuesta. Cambios políticos, guerras, leyes que aprueban conductas antes vedadas y enmarcan dentro de un control y legalidad prácticas antes perseguidas. En pocas palabras, la historia oficial…palabra de mierda pero suficiente en este contexto.

Es así que llego a mi conocimiento el caso de “La petera de Santa” No…en ningún medio de comunicación pude encontrar ese encabezado.  Fue mi amigo “El Maraca” el que se encargó de rotular de esta manera la noticia, mientras manejábamos por la 405 hacia Los Ángeles, en busca de un dispensario de marihuana medicinal para tratar con esta substancia los dolores varios y enfermedades crónicas que padecemos.

“Se metió en el baño de la moza y empezó a mamar pija hasta que los milicos la sacaron” Observo mi compañero. “Después, según la tipa, los milicos se la violaron y la dejaron por el chorro”

El video que se hizo viral fue el que le dio trascendencia a su acto. Convengamos que el camping de Santa Teresa nunca fue el lugar elegido para retiros espirituales y encontrarse con uno mismo…o tal vez sí. Dependiendo con que parte de nuestro inner self tengamos ganas de hacer conexión.

Mientras miraba el video en cuestión, al que le anule el sonido y lo sustituí  por la música del super mario bros. (Esto es una desviación erótica y totalmente depravada, la cual reconozco. La pornografía, solo cumple su función en mi psiquis, si substituyo el sonido original con música de videos juegos de los 80, midi en 8 bits…).

Decía, mientras miraba el video, leía las noticias en los portales de internet, donde se sucedían las versiones de la mujer/víctima y los demás actores (no en el sentido artístico) del hecho.



Aparte de deleitarme con los comentarios nefastos de la población oriental, los que se han trasformado en el termómetro social con el que se debe medir la mediocridad de un pueblo y, en este caso concreto, nos situá en la misma escala de valores que  la tribuna de Señorita Laura y en el mejor de los casos la de sábado gigante.

Observe que, más allá de las contradicciones y las obvias retractaciones causadas por el disgusto que produce verse envuelto en una situación de esta índole. Hay un par de puntos que trascienden la obviedad y el cliché  en el que caemos los unos y los otros:

“Esto le pasa por puta”, “Que hacía en el baño”, “Yo nunca me encontraría en una situación así”

“Ella estuvo bien el video estuvo mal” , “La violaron, se nota que no estaba ahí por su voluntad”

“Machista, mira si le pasa a tu hija?” , “Solo se chupo un par de japis”

Esos clichés, deplorables.



Lo que me perturba y llama la atención es la capacidad arrolladora que tenemos como individuos en una sociedad como lo nuestra, supuestamente constituida de valientes y aguerridos ciudadanos, con un alto nivel de valores y  una educación muy similar a los niveles del primer mundo. De deslindarnos de la culpa con una asombrosa facilidad, rayando ya en los niveles de lo absurdo y ridículo.



La versión, hasta ahora dada por los medios es que una mujer, adulta, estudiante de medicina, concurre a un boliche y se fuma un/unos fasos e ingiere whisky con un gusto raro…después, ella reconoce que toma LSD.

De ahí en más, pierde el control y entre otras cosas, protagoniza el video que dispara toda esta revisión de éticas y valores. (Estuve a punto de poner: “el tristemente célebre video”  Pero me doy cuenta q no es celebre y tampoco parece contener mucha tristeza).



Es sacada de allí por dos funcionarios que: Según ella la violan y, según los funcionarios, la llevan hasta las cercanías del chorro. Donde la dejan sin tocarle un pelo. (Figurativamente)



Los juicios y valoraciones son muchos y pasan por varios planos.

Comencemos con la Victima.

Cuando una persona adulta consiente en tener sexo con uno o más, no se trata de violación. En ningún momento los hombres a los cuales se les practico sexo oral parecen forzarla ni parecen tener conocimiento de su condición de estar bajos los efectos de lo que sea que cause este comportamiento en la mujer.

Y sepan que tengo un muy pequeño espacio en mi capacidad de razonamiento y en mi corazón. Para aquellos que digan, cumpliendo los siguientes requisitos: Soltero y sin compromisos. Que ante la aparición en un baño público del Camping de Santa Teresa, de una mujer también joven a la que, aparentemente se le dio por practicar en forma de practica repetitiva y mejoradora, sexo oral a todos los presentes. Se plante ante ella y le espete un “Descocada! Que pretende usted de mí!” Retirándose luego ofendido a organizar una marcha por la igualdad de género y la inseguridad en los baños públicos de la moza en el camping de Santa Teresa.  Remarco esto, porque el contexto y el marco son muy importantes. (Me imagino que no tengo la necesidad de aclarar porque…)

No caigamos a juzgar a la mujer, por su acto en sí. Al fin y al cabo no le causo mal a nadie. Todo lo contrario.

“Repartiendo petes a la marchanta” El Maraca.

Pero si, a la triste reacción de desentenderse de sus actos. Ella estaba ahí, hay un video que lo prueba. Haciendo lo que se ve que está haciendo… nuevamente, el video.

No hay forma que ella pueda decir, por ejemplo: “Esa no era yo” o “No paso así como lo cuentan”



Hay una prueba audiovisual que haría imposible su coartada, entonces, que sigue.

 Ella saca su conciencia de la escena. Le imputa a x sustancia la responsabilidad de sus actos y la causa de sus acciones.

Ahora y a modo de nota técnica, tanto El Maraca como quien escribe, tenemos en nuestra amplia arca de experiencias personales, episodios relacionados a la ingesta de LSD, adrenochrome y mezcalina sintética. Marihuana, cocaína, Ibogaine…con un sin número de etc.

Recuerdo que en una de estas ocasiones, algo parecido a una medusa, pero con dientes de piraña y  ojos de lince, se había encaramado a mi cabeza y succionaba el líquido raquídeo de mi columna vertebral, mientras yo corría, golpeándome  fuertemente para liberarme de esta bestia mitológica que por alguna extraña razón decidió saciar su sed con mi tan preciada sustancia.

Fueron los 4 segundos más largos de los que tengo memoria, e inmediatamente después que volví parcialmente a los lindes de la realidad, me ocasiono un ataque de risa que casi termina conmigo ya que no era capaz de parar tomar aire nuevamente.

Hemos combinado casi todo lo que la cultura general y respetados galenos aconsejan no mezclar  y lo máximo que hemos logrado es, terminar en algún nosocomio, con un equipo de reanimación pronto a ser puesto a nuestra disposición.

Nunca he perdido el control total de mis actos y recuerdo con bastante claridad mis estados de alteración mental con cierta nostalgia.

Estamos hablando de consumidores extremos, grandes ligas, no podemos comparar el efecto de un simple cigarro de Marihuana y un cuarto de LSD con esto…de ninguna manera.

Entonces es ahí que sus declaraciones se vuelven contradictorias…la mujer dice no recordar, o recordar parcialmente los días posteriores, pero es consiente totalmente para saber que fue violada por dos empleados del camping.

No es capaz de asumir su rol en el hecho, que no es nada más ni nada menos que el de alguien que no dio su consentimiento para que las imágenes fueran difundidas o peor aún ni siquiera para ser filmada.



No sería muy diferente la posición de los seres humanos (no las bestias anormales) si el encare hubiera sido algo como por ejemplo: “Si, efectivamente, soy yo la del video. Perdí el control con unas cositas que consumí. Pero en ningún momento di consentimiento a la filmación de un video y menos a la difusión del mismo. “

¡Jackpot! Ahí mismo. Saltaban todas la luces…!clank clank clank!  ¡Marcha por la igualdad, firmas a miles, cárcel al tarado que publico el video, castración publica! Plebiscito para prohibir la masturbación sin consentimiento de la/el/los mus@s inspirador@s

En vez de eso, no. Opto por el absurdo…se convirtió en el chofer que mata a cinco por conducir con un alto nivel de alcohol en la sangre y dice, “el chupe es una mierda.” El fumador que le entubaron hasta los parpados y le sacan fotos para la caja de cigarros y tiene un cartel escrito con las palabras “el tabaco es malo.

Los tipos del baño.

Ah, los jóvenes de hoy en día. Los super machos con el super yo descontrolado. Aquellos que tiemblan de solo pensar que sus madres, tías y abuelas, alguna vez, en un lugar con aroma a creolina y mientras succionaban un miembro…o dos. Un marinero polaco les decía esa única palabra en español que había aprendido a la fuerza por frecuentar la calle piedras un poco demasiado. Pero la reservaba para ese momento especial, en puerto…”Sucia”

Esos mismos que mañana serán los hombres de nuestra patria. En realidad y, ahora si viene el adverbio, tristemente…ya lo son.

Que más agregar…sobre esta clase de gusano despreciable, que hoy abunda, catapultado por los medios de comunicación y un sistema que exalta al bruto, al vivo, que no es más que el hijo de una madre que en cierto momento evaluó que pene llevarse a la boca…o cuantos…y no la filmaron.



El juez.

Seres despreciables si los hay, son los jueces…pero ellos esta vez e irónicamente no tienen la culpa de serlo. Solo lo son. Como reprocharle a una víbora venenosa que no ataque con su mordida, ella solo es.

Lo mismo con esta figura, equivalente al excremento de cerdo. No en particular a este Juez, todos ellos.

El hombre de la toga y acotillo haciendo juego, determino que la declaración de la mujer en contra de los dos funcionarios que presuntamente la violaron luego de sacarla del baño, era demasiado vaga y entraría en un careo interminable entre las partes…

Perfecto epilogo para una historia que es nada, desde su comienzo. Una burla, entre las muchas que diariamente los medios de comunicación, encargados de distraer y abombar no juegan.

Lo explicito, decadente, bullicioso…repugnante, sale todos los días en vivo, nosotros chupando penes, y riéndonos con quienes nos violan a sabiendas de que nos gusta…chupen y fílmense, luego cuélguenlo en youtube en la receta infalible de la felicidad…pregúntele a sus madres…o a sus padres.



BK

                                                                                                  ***



Primera noche, Enero 1993



Desde donde yo estaba, el fuego aun prendido, proyectaba las sombras recortadas dentro de la carpa.

Era una de esas estructurales altas de color naranja, un modelo algo viejo, tal vez mediados de los 80, con muchos campamentos en sus lonas.

Aun para la persona más inexperiente, no había la menor duda que aquello que esos cuerpos estaban haciendo era una mezcla de orgía y violación. A veces consensual, a veces forzada.

Las piernas de mujer, apretaban con fuerza el cuerpo que en suerte estaba sobre ella, mientras otro individuo arremetía contra su boca. Los otros dos esperaban turnos masturbándose sin detenerse.

Los gemidos y gritos no pasaban desapercibidos, pero a nadie parecía preocuparle mucho. Esto era el juego y las reglas, difusas pero conocidas, aplicaban ese control inconsciente que parecía ser la máxima autoridad de este lugar.

Un muchacho desgarbado y de cabello largo cruzo el campamento, llamando a una Alicia.

Cerré mi mini carpa, una de esos “gusanos” que según su descripción era para dos personas, pero que difícilmente  podría cumplir.

La había comprado esa mañana en la localidad cercana del Chuy, un pueblo fronterizo, pequeño pero con ínfulas de referente comercial. Por su calidad de límite entre Brasil y Uruguay, los precios de cosas que uno nunca precisa, eran más económicas, y fue así que adquirí mi “tienda de campaña” por un valor ridículo.

 Debería haber cruzado dos puestos fronterizos para volver a la R.O.U. haberme sometido a la revisación pertinente y declarar cualquier valor adquirido en el país vecino. Pagar los sobornos necesarios a las lampreas venenosas , burócratas cancerígenas, imberbes ignorantes, corrutos fraudulentos de los ciervos públicos que trabajan en estas dependencias  pero, obedeciendo mis principios y, como todo aquí, al menos, en esta época del año, se deja librado al azar y un fenómeno que denomino, auto-contención social, pase la primer aduana sin detenerme. Nadie se percató del joven caminante…formaba parte de un grupo selecto que hacía” dedo “para llegar a algún lugar.

El segundo pase fronterizo lo sorteé en la caja de un camión, el vehículo se detuvo y volvió a ponerse en movimiento en menos de 10 segundos.

Una vez en el camping, me escondí hasta que los  inspectores volvieron a su madriguera. Es muy mal visto entre esta gentuza, cumplir con la obligación comercial inherente al alquiler de una parcela. “Al fin y al cabo esto es un pedazo de tierra y es de todos” Me decía alguien que armaba su campamento rápidamente, para abandonarlo lo más pronto posible y así escapar del eventual encuentro con los cobradores” . Seria imposible llevar una investigación periodística sin levantar sospechas, si no cumplía con los estándares mínimos de convivencia y comportamiento social a los que estos lumpen obedecen. 





La orgía seguía y no ofrecía mucho más material periodístico que el que una orgía puede ofrecer. El “Chorro “era mi destino. Unos 300 metros de calles oscuras y gente drogada me separaban de la parrillada. El lugar, el centro.

Cuando paso por el costado de la lujuriosa carpa, uno de los muchachos le pregunta, alarmado a la única mujer que estaba ahí adentro.

 ¿Porque te guardas lo condones en la carterita?

Los colecciono, para saber cuántas porongas me cogí…

Jaaaa!!! Alicia, vos estas muy sacada…



Extracto del Diario de viaje de B. Kröger